Trauma infantil.

Una de mis obsesiones es el dejarme el gas encendido, pero todo en esta vida tiene su explicacion.
Todo comenzo un tarde de verano, mi hermana y yo por aquel entonces contábamos con unos siete años de edad aproximadamente y mi madre nos dio permiso para ir a jugar un rato a la calle, así que mi hermana y yo nos fuimos a jugar.
Todo transcurría con normalidad hasta que de pronto, un estruendo hizo vibrar el suelo, nos asustamos mucho... cuando de repente vimos como las ventanas de todo el bloque caían hacia abajo. Todo paso tan deprisa que no nos dio tiempo a asimilar que nuestra madre se encontraba dentro del edificio.
Aturdidas corrimos hasta el balcón que daba al pie de la calle, vimos como mi perro ladraba, y a mi madre que salia asustada diciéndonos que no nos moviéramos de allí. Y así hicimos. El asfalto estaba todo lleno de cristales rotos y trozos de ventana de aluminio... era desolador ver como la estructura de un bloque en un momento puede llegar a perjudicarse de esa manera.
Cuando ya nos dejaron entrar en el bloque vimos como bajaban al vecino del quinto piso, que era donde había ocurrido la desgracia de que explotase una bombona de butano. El hombre apenas se reconocía, y he de decir que hasta el día de hoy esa imagen nunca se ha borrado de mi mente.
Ni tampoco lo que dejo tras de si... estuve mucho tiempo obsesionada con el gas cuando cocinaba con gas butano, y antes de acostarme o irme de casa miraba como cico veces que el gas estuviese apagado.

P. D : Hoy en día a pesar de que pasaron ya muchos años no se me olvida lo ocurrido ese día, y aunque tengo vitroceramica de luz en casa sigo mirando como cinco veces si la apague bien.
Las cosas que pasamos de niños marcan de una manera u otra nuestras vidas y ya un día explicare el por qué.