lunes, 14 de diciembre de 2009

Anécdota de fin de semana.

En este fin de semana he tenido la particularidad de vivir una anécdota, y de la cual he aprendido que por desgracia en esta vida hay muy pocas personas hacen nada gratuitamente.

Viernes 11 de Diciembre: Plegué de trabajar y como cada Viernes me dirijo a casa, saco a pasear al perro y me pongo guapa para salir a bailar. Todo marchaba como todo los Viernes, fui a buscar a mi madre cenamos y salimos para Barcelona.
La gente que es de Barcelona me entenderá lo difícil que es aparcar allí pero mira que casualidad que este Viernes encontré un aparcamiento a la primera, con lo cual pensé que seria una gran noche.
Pero justo al aparcar oí un ruido bastante fuerte, y cuando baje de mi coche vi que había una botella de agua de esas pequeñitas, y pensé que al pisarla había petado, así que me fui tan tranquila.

La discoteca estaba a reventar, como son las cenas de empresa estaba que no se cabía, pero me lo pase genial.

La sorpresa me la lleve cuando salí de la discoteca, encendí el coche y me dispuse a circular, pero... de repente me di cuenta de que en el coche algo no andaba bien, y se lo comunique a mi madre, puse las luces de emergencia y me baje.
Por allí pasaba un grupo de chicos, y uno de ellos me comunico de que tenia un neumático pinchado, yo en ese momento pensé que estaba bromeando, pero cuando rodee el coche pude comprobar de que era cierto.
Acto seguido les pedí ayuda para que me ayudasen a cambiarla, puesto que no he cambiado un neumático en mi vida y la verdad es que no tengo ni la menor idea de como se hace. Si queréis que os diga la verdad me sorprendió mucho su reacción, por que en la vida he visto a un grupo de gente desaparecer tan rápido.

Seguidamente, y un poco desmoralizada por lo ocurrido pedí ayuda a varias personas mas pero nadie se ofreció a ayudarme, es mas, mas de uno me soltó alguna que otra vulgaridad.
En definitiva, volví a entrar a la discoteca haber si veía alguno de mis amigos por allí, y nada mas entrar me encontré con Manolo. Le pedí ayuda y enseguida salio para ayudarme.
Por fin encontré a un alma caritativa dispuesta ayudarme sin pedir nada a cambio.
Desde aquí quería agradecer públicamente a mi amigo Manolo que me echara una mano con mi problemilla.
Gracias Manolo por estar ahí en el momento preciso.

P.D : De esta anécdota he aprendido dos cosas, una es que a veces la persona que menos te piensas, es la persona que en los momentos difícil te tiende su mano, y la otra es que a las personas les cuesta mucho ayudar a los demás, si no obtienen nada a cambio. Es triste, pero es la pura realidad.

2 comentarios:

  1. Hola Susana:

    Quizas pienses que soy un "metéte", pero creo que debías de haber aprendido otra tercera enseñanza que es:

    Aprender a cambiar una rueda. Es mucho mas fácil que aprender a conducir, te hace sentir autosuficiente y evitas ese tipo de compromisos... quizas alguien haya pensado: "la tipica niña mona que no se quiere manchar las manos...etc".

    Espero que no te lo tomes a crítica... pero tomaste una actitud tipicamente "machista" al entrar a la discoteca y pedir ayuda a un amigo... en ningún momento pensaste en una amiga.

    Besos

    P.D. Solo he querido ser ironico. Espero que no te siente mal.

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  2. me lo comentastes lo que te paso. si te hubiera pasado donde vivo yo. no slo te hubiera ayudado si no hubiera habido cola para ayudarte. es un gesto muy feo de lo te hicieron pero en fin no pasa nada. besines niña

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